Hola!! Para quienes han llegado a esta página, me presento. Mi nombre es Antonella, tengo 25 años, vivo en la ciudad de Rosario (Argentina) y me dedico a la docencia en el Nivel Primario.
Hace aproximadamente dos meses decidí crearme un usuario de instagram para colgar mis trabajos, ya que considero fundamental para lograr una mejor práctica, que podamos compartir el conocimiento entre todos.
Ahora me animo al blog!! Por este medio compartire mis recursos, planificaciones, dudas, experiencias... será una vía de descarga sobre mi día a día en la escuela.
Para que puedan conocerme un poco más les contare como he llegado hasta acá...
En mi último año de la escuela secundaria, el tema a hablar con mis compañeros y amigas era: que íbamos a estudiar luego. Todos parecían estar muy seguros de cuál era su pasión, sin embargo, yo, nunca me lo había preguntado. Algunas personas me dijeron que en cualquier carrera que eligiera iba a fracasar, porque no era lo que me gustaba o apasionaba. Como consecuencia, pasé días y noches llorando. Tenía miedo. Creía que había algo mal en mí.
Familiares y conocidos decían que “por mi carácter” debía ser abogada, dentista, arquitecta, bla bla bla. Todos expertos en decidir mi futuro.
Me dedique a visitar universidades para averiguar cuáles eran las ofertas disponibles. Acabe optando por una de ellas, la cual, a pesar de que me resultaba interesante, no despertaba nada en mi. Me levantaba cada mañana y llegaba al aula con mi café con leche y medialunas o una coca cola con un alfajor y, me daba cuenta, que era sapo de otro pozo. Nunca había podido imaginarme ejerciendo esa profesión. ¿¡Yo encerrada en un consultorio y diciéndole a otro qué debía comer, cuando no respetaba nada de todo aquello???!!! NO. En el primer o segundo año de cursada, no recuerdo con precisión, tuve una materia que realmente me gusto, no por el contenido, sino por la docente. Y pensé, ¿podría yo, en un futuro, dedicarme a ello?, ¿por qué no?. Esto me llevó a recordar que, durante la secundaria, me gustaba ayudar a mis compañeras en aquellas materias que llamaban mi atención como química e inglés. Y ahí lo descubrí. Me gustaba enseñar. Pero… ¿quería enseñar por el resto de mi vida cómo se clasifican las verduras y cual es su porcentaje de desecho? la respuesta nuevamente: NOOOOOOO. Aún así, no podía rendirme. La carrera que había elegido, era privada, no podía defraudar a mi papá. Notaba el esfuerzo que él hacía. Seguí intentándolo.
Luego de tres años una persona que creía que iba a estar presente durante toda mi vida, me defraudo. Me dijeron que debía presentarme a arreglar el desastre que provoco en el trabajo, ya que era yo la única persona de confianza y a su vez, era quien la había recomendado. Y así lo hice. Creí que tenía la obligación de hacerlo. Continuaba con mis sospechas del hecho pero, llegó un momento, en que ya nada podía ocultarse. Era tan evidente. Un horror. Fue durísimo presentarme cada día intentando mostrarme feliz, entera, cuando en realidad estaba destruida. Dicha situación, acompañada de la demanda horaria del trabajo, fueron los motores para lograr dejar la carrera. Tuve que encargarme lo que restó del año de intentar solucionar el desastre que había quedado y de soportar la condena social: ENCIMA QUE SOS MUJER Y TE ANOTASTE A ESTUDIAR (en lugar de quedarte en casa limpiando) AHORA LO DEJAS. QUE FALTA DE RESPETO A TU PAPÁ. NO LO QUERES. SOS UNA VAGA” bla bla bla. Palabras que provenían principalmente de MUJERES.
Intente hacer oídos sordos. Suficiente tenía con la tortura que yo misma ejercía sobre mi. Me concentré. El nuevo problema en cuestión era, ¿profesorado de qué?, ¿quiero enseñarle a adultos o a niños?... y en ese mismo lugar lo descubrí. En noviembre me encontraba presentando los papeles para comenzar el Profesorado de Nivel Primario.
Comencé a cursar. Durante la primer mitad del año seguí trabajando en aquel lugar que anteriormente relataba, 10hs diarias y desde allí, me dirigía al profesorado. Cada clase era alucinante. Salir a las 23hs y querer seguir hablando del tema con cualquier persona que me encontraba, era algo que nunca me había pasado.
Posterior a las vacaciones de invierno tenía mis primeras observaciones, por lo que deje de trabajar. Luego de estar en el aula, lo supe. Era el lugar en el que quería estar.
Nunca creí que iba a sentir lo que siento cada vez que leo, cada vez que pienso qué puedo hacer para innovar, para llevarles a mis alumnos algo diferente, que los entusiasme, los atrape, los despierte. Algo que les sirva y pueda llegar a ser el motor y motivo para que el día de mañana los empuje a hacer lo que aman.
Nunca me imaginé llegando hasta el lugar en el que hoy me encuentro.
Nunca pero nunca creí que, luego, iba a tener más sueños, otras metas.
Y tengo miedo de no estar a la altura de las circunstancias. Está tan desprestigiada la carrera docente que nadie es capaz de tomar real dimensión de la responsabilidad que la tarea conlleva, hasta que se la vive…. hasta que te encontras con todas esas personitas, tan diferentes y especiales.
Pero ese miedo es el que me impulsó siempre a seguir. Es el que me empujó a romper con lo establecido, aquello que “debía hacer”, a salirme del camino y tomar las riendas de mi vida para hacer de una puta vez lo que quiero y amo.
Actualemente espero con ansias el mes de octubre para inscribirme a la carrera de Ciencias de la Educación. Son tantas las cosas que hoy sueño con poder hacer...... est es uno de ellos.
Espero me acompañen en mi nuevo emprendimiento virtual. Saludos!!!!
Hola Antonella. Llegué a tu blog por Instagram. ¡Qué lindo encontrar otros blogs de docentes de nuestro país! Apoyo este camino, este emprendimiento virtual para compartir. Saludos!
ResponderBorrarClaudia, profesora de Educación Primaria (Pcia de Buenos Aires).